Tramo Once

Es el Balcon des del que me asomo para dar fe de mis memorias cofrades

viernes, 21 de octubre de 2011

Cingulo

Velazquez retrato en El aguador de Sevilla las tres edades del hombre . El agua que reposa en el cántaro es la experiencia decantada por el paso del tiempo . Es el liquido que sirve para que los jóvenes puedan beber de la sabiduría en la copa que el viejo aguador le ofrece al niño . Al fondo un hombre adulto permanece en el gerundio barroco ; bebiendose el agua como si fuera la vida misma.

En la foto de Mario secunda algo similar . El niño recibe con los brazos abiertos el cíngulo que lo atara a la ciudad. aun no es consciente de lo que esta apunto de pasarle por la cintura . No es un simple cordón , sino la cuerda que le permitirá agarrarse a su memoria cuando los años lo dejen a la intemperie de la soledad . Una sonrisa de Jueves Santo Madruga , o Mañana de Viernes Santo ,  adivina su pureza .

Su padre a cumplido un rito , una liturgia intima que se celebra durante siete días y una Madrugada . A puerta cerrada  , aislados de la calle donde hierve la fiesta , los niños aprenden los ritos y las reglas , el cíngulo ceñido a su cintura como si fuera la cuerda seca del azulejo que luego contemplaran la mañana de Viernes Santo , y crucen la calle Feria en esa apoteosis de la primavera.
La mañana de luz ya se adivina la sonrisa de ese niño que es capaz de iluminar toda la ciudad con la alegría de sus brazos abiertos .Cuando sienta la apretura del cíngulo , sabrá que por fin es Semana Santa.

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