Tramo Once

Es el Balcon des del que me asomo para dar fe de mis memorias cofrades

domingo, 16 de marzo de 2014

Un Nazareno de Bombonera


ENTRAMOS en el tiempo prodigioso./Sevilla, sola, escribe endecasílabos./ La luz, el aire, el agua, los sonidos/ ya plumas son, de armao o de alguaciles,/ que escriben la hermosura de estos versos/ que quedan en el viento que barrunta/ tambores, incensarios, capirotes.
Al pasar por el Parque has comprobado/ que silenciosamente, como siempre,/ el árbol del amor ha florecido. / Ese hermano menor de los naranjos/ que no heredó fortunas de azahares/ trasminando los aires de la tarde,/ ni versos de poetas que cantaran/ los días que se acercan racheando./ Tienen color capote estas hojas,/ capote de Romero, recogido,/ que el invierno es recuerdo de esclavina,/ de bufanda, de abrigo y Cabalgata/ cuando bajan las manos que ahora tocan/ la certeza del día que se alarga/ esperando la luna novelera/ que estrena la ciudad en cada marzo,/ zapatos nuevos para andar la rampa/ de un Salvador que viene con su Burra,/ con sus palmas y olivos, proclamando/ que en incienso y en cera se remansan/ los recuerdos de cal de aquella esquina/ que está esperando un palio como espera/ a su novio, impaciente, una muchacha.
El árbol del amor ha florecido/ y es el anuncio cierto: ya ha llegado/ la luz en este coche de cuadrillas/ que ahora monta los palcos en la plaza/ y en la Puerta Carmona ha desplegado/ protestas de pancartas que reclaman/ bosques de capirotes de los barrios/ que buscan terciopelos de la dicha,/ el descalzo ruán o la azul sarga/ de la colla del muelle, marinera,/el Puerto de las Indias interiores/que cada primavera descubrimos/y conquistan cornetas y tambores.
Suenan martillos, yunques del recuerdo,/que el frío del invierno ya desmontan:/ la humedad de los muros de verdina,/ las losas de Tarifa de las Gradas/ en procesión de espadas fernandinas,/ la alhucema de copas que levantan/ el brindis del adiós a las camillas,/a beber y apurar los coroneles/que mandan soldaditos de Pavía/que ya ocupan murallas, costanillas,/Placentines, balcones saeteros/y silencios antiguos penitentes./ Y hasta el cisco picón que había en la copa/ ya busca con su brasa un incensario/ que perfume la tarde de recuerdos.
Compiten con torrijas y pestiños/los viejos nazarenos-bomboneras/en este escaparate centenario/ en donde una Campana da la hora/ y la venia a los gozos que se acercan./Y está en el mostrador un nazareno/que cada Viernes acompaña a un Cristo/que expira sobre el puente de Triana,/comprando un nazareno con su túnica,/ la misma que heredó de sus mayores,/ blanca como la cal de Cerca Hermosa/ y negra como un cante del Zurraque./ El nazareno compra un nazareno:/ contemplo este milagro de Sevilla,/ porque encierra la luz muñecas rusas/ de los recuerdos dentro de un recuerdo./«Se lo llevo a mi nieto», ahora me dice/ el viejo nazareno del Cachorro/ al que están despachando la alegría/salida de esos tramos que proclaman/ tras los cristales todos los colores/ del tiempo de nostalgia que se acerca./ Algunos nazarenos-bomboneras/ son morado Pendón de Cigarreras,/ o del Sentencia por la calle Feria./ Los otros verdes son, de la Esperanza/de Pureza o de Parras, que es La Misma./ El que lleva este hombre de Triana,/ los más dulces bombones para el nieto,/ visten con los colores Patrocinio/ de un Gitano que siempre está expirando/ junto a una Señorita de Triana./ Y una lágrima quizá derrama ahora/ cuando me explica que es maniguetero,/ que sale donde iba Juan Belmonte./ Luego calla, señala ese bolsillo,/ en donde se ha guardado otro tesoro:/ papeleta de sitio a buen recaudo,/ la misma que se cuenta por Triana/ que aquel Pasmo llevaba en su cartera/ la tarde que salió en Gómez Cardeña/ directamente por la puerta  grande/en donde lo esperaba su Cachorro.
Toda esta Triana me he encontrado/ en el seguro azar de La Campana,/ comprando yo también un nazareno/ de verde terciopelo de juguete,/ con el dulce merino de la dicha/ que le daré a una niña de mi sangre/ en cuanto llegue a ver las cofradías/ como anuncia en su luz color capote/ el árbol del amor que ha florecido,/ que florece en Sevilla cada año/ el amor, que hasta el tiempo ha detenido/ tu dulzor, nazareno de bombonera.